|
|
Un abuso bien extraño nació de esta aprensión, y es que en algunas parroquias se haya dividido la iglesia en dos partes por medio de una baranda o pontón de madera que la atraviesa y corta de un lado a otro. En la parte más próxima al altar se congregan los parroquianos de las aldeas, como en la más digna, a oír los oficios divinos, y en la parte inferior los de las brañas: distinción odiosa y reprensible entre hijos de una misma madre y participantes de una misma comunión, pero que la vanidad ha llevado más allá de la muerte, no concediendo a los vaqueiros difuntos otro lugar que el que pueden ocupar vivos, y notándolos como de infames hasta en el sepulcro. Gracias a la simplicidad de estas gentes, que les hace menospreciar tan vanas distinciones, y de quienes pudiera también decirse lo que Tácito de los Germanos: "Monumentoruni arduum et operosum honorem ut gro vem defunctis adspernantur". Tan bárbara costumbre era digna por cierto de desterrarse del país culto, a quien infama harto más que a la familias que la sufren, pues la razón, llamada a pronunciar su voto, no podrá vacilar un punto entre el vano orgullo que la inventó y la sencilla generosidad que la desprecia.
BIBLIOGRAFÍA
De la carta novena" de Gaspar Melchor de Jovellanos perteneciente a su Viaje por Asturias.
Cortesia alumnos del colegio publico valdes salas "homenaje a los vaqueiros"
|
|
|