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La costa asturiana ha sido, desde el principio de los tiempos, asentamiento de todas las poblaciones que desde la Prehistoria hasta nuestro días, han ocupado estas tierras.
Por ello, las primeras huellas de poblamiento se remontan al Paleolítico, y pueden ser visitadas en las numerosas cuevas con pinturas rupestres de la región: La Cueva 'l Ramu (o de Tito Bustillo) en Ribadesella, con un panel comparable a las pinturas de Altamira o Niaux, la Cueva del Pindal en Ribadedeva, con una representación de mamut única, la Cueva del Buxu en Cangas de Onís, con su fantástico Camarín, o las numerosas del propio concejo, como Mazaculos, Balmori, La Herrería, etc..
Durante la Edad del Hierro y la Edad del Bronce los pobladores de la zona nos han legado los túmulos funerarios de Vidiagu, así como una de las únicas muestras de grabados sobre piedra: el Idolo de Peña Tú, con sus máscaras funerarias y sus danzantes esquematizados.
En los primeros tiempos de nuestra era, la zona era ocupada por las tribus de los cántabros y astures, que resistieron el asedio romano a lomos de sus famosos caballos, los Asturcones, raza que aún sobrevive en la Asturias actual. La dominación romana no consiguió, sin embargo romper la estructura poblacional de la zona (como demuestra la falta muestras de romanización) y sus habitantes (vadinienses) mantuvieron su forma de vida hasta entrado el siglo V.
No hay cambios apreciables hasta el año 722, en el cual la Reconquista marca la organización de un estado monárquico y el establecimiento de las Pueblas (primeras ciudades), que hoy se conocen en Asturias como "Polas".
La villa de Llanes, edificada sobre un territorio que entonces se llamaba de Aguilar, es mencionada por primera vez en 1225, fecha en la que Alfonso IX le otorga en rango de Puebla, con la aplicación del Fuero de Benavente. De esta época datan las murallas y la torre defensiva (hoy oficina de Turismo) de la población. El historiador Juan Uría Ríu ha dicho que "Llanes es la villa que mejor conserva en asturias su fisonomía medieval".
La vinculación de Llanes con el mar Cantábrico, ha sido especialmente importante a lo largo de la Historia. No en vano figura como uno de los principales puertos durante los siglos XVII y XVIII, dedicados a la pesca de la ballena.
El casco histórico de la villa mantuvo su formato durante la Edad Moderna, y sólo con las modificaciones económicas del siglo XIX, fundamentalmente a partir del retorno de los indianos, se urbanizaron nuevas áreas, de aspecto residencial, con la edificación de palacetes que son hoy en día uno de los principales atractivos del concejo.
La década de los 80 ha visto el desarrollo final de la villa y del concejo, aunque una severa regulación urbanística, especialmente en los últimos años, ha permitido que este crecimiento no desembocara en una amalgama de estilos de construcción y por lo tanto se haya mantenido la tipología urbanística de la zona.
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