Parapente
Uno, dos, tres pasos. Despliegas tus "alas" de nylon, se inflan, te
lanzas al vacío; entonces, te conviertes en un ave, quizás en un águila, que
domina el cielo y otea los valles los ríos torrentosos y alborotados, las
tejas rojizas que coronan las casas Puedes verlo todo.
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El mundo está desnudo bajo tus ojos de pájaro.
Vuelas en círculos. Te sientes liberado, haces piruetas, juegas con el viento;
pero esquivas las nubes y escapas de las turbulencias que te pueden hacer daño...
y comienzas a descender y despertar del ensueño, las imágenes se hacen más
claras: crecen los surcos, el cauce del río, las tejas rojizas. Dejas de ser águila
Tus "alas" de nylon ya descansan en tierra.
La experiencia de volar en parapente, ala delta se vuelve aún más profunda
cuando se surcan los cielos de Asturias porque las inesperadas
turbulencias y las intensas térmicas, ponen a prueba la capacidad del piloto,
que se verá obligado a recurrir a toda su destreza y pericia, para dominar los
vientos de la cordillera.