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Pero será el monasterio de Santa María de Belmonte (antiguamente denominado Lapedo) la institución que regirá los designios de este territorio desde el primer cuarto del siglo XI.
Fundado en el año 1032 en la villa de Lapedo, a lo largo de lis siglos siguientes se fue haciendo con innumerables posesiones en Miranda y en los concejos limítrofes. Aún se conservan en las inmediaciones de Belmonte restos de lo que debió ser la esplendorosa construcción románica de este cenobio.
Al monasterio también pertenecía una herrería, ya desaparecida, y un machucu que aún puede ser visitado en Alvariza. De su existencia tenemos constancia en el siglo XVI, pero su origen es, indudablemente, anterior.
Este monasterio acabo generando un pequeño núcleo de población, Lapedo, cambiándose a lo largo del siglo XIII el antiguo nombre por el de Belmonte, lugar donde radica actualmente la capital.
En este mismo siglo se produce una importante reorganización administrativa que afectará a este territorio. Por orden real se fundan nuevas entidades de población que se convertirán en cabezas administrativas, las polas.
En el lugar de Agüera se funda la puebla de Miranda y Somiedo, que debido a problemas con el cercano monasterio de Belmonte, acabó por trasladarse a Somiedo, dando lugar a lo que hoy conocemos como Pola de Somiedo.
Los siglos bajomedievales (XIV y XV) están protagonizados por unas familias nobles -los Quiñones y los Miranda- a quienes pertenecieron las dos torres señoriales que se conservan, la de Quintana y el lienzo de los Montonovo. Esta nobleza se hace con el poder que hasta el momento había tenido el monasterio de Santa María de Belmonte, dando un gran protagonismo a la actividad ganadera y propiciando la aparición de un grupo social diferenciado, los vaqueiros de alzada.
fuente:ayuntamiento de belmonte de miranda
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