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Belmonte de Miranda reúne algunos de los conjuntos de minería antigua más interesante de cuantos han sido catalogados en Asturias.
En su mayor parte se distribuyen en torno a la Sierra de Begega, un cordal de unos 8 kilómetros de extensión que se alza sobre el encuentro de los ríos Narcea y Pigüeña.
Una densa red hidráulica recogía y canalizaba el agua de escorrentía que desde las cotas más elevadas se utilizaba para abrir y socavar los yacimientos minerales. Al menos una quincena de trabajos con diversa entidad han sido identificados sobre sus laderas.
El oro beneficiado procede fundamentalmente de yacimientos primarios construidos a partir de rocas sedimentarias, plegadas y cabalgadas, que han sido instruidas por rocas ígneas. Estas estructuras fueron cortadas con posterioridad por fallas subverticales que provocaron una intensa mineralización de las rocas sedimentarias y de los márgenes envolventes de las rocas intrusivas.
Minas de Boinas
Al sur de la Sierra de Begega se localizan las antiguas minas romanas de Boinás.
El complejo se extiende sobre una superficie aproximada de 100 hectáreas y comprende tres núcleos principales de explotación, un centro metalúrgico y un pequeño castro vinculado probablemente con el beneficio de la mina.
El abastecimiento de agua se realizó desde tres puntos diferentes con los que se estableció un grado de dependencia variable. El resultado ha sido la definición de una red hidráulica jerarquizada que contaba, en el paraje conocido por Alto de la Cueva, con el principal centro de contención y distribución del conjunto minero.
A mediados del siglo I d. de C. las minas de Boinás se encontraban en pleno rendimiento. Así lo prueban las cerámicas romanas descubiertas en las zonas de trabajos metalúrgicos y los restos de carbón procedentes de los hornos. En las minas de Boinás han podido reconocerse estrategias diversas para alcanzar las zonas más ricas en oro.
El origen de los afloramientos y las características geológicas de las rocas mineralizadas condicionó las estrategias de extracción practicadas durante la dominación romana. Los geólogos han podido identificar en Boinás dos fases de mineralización hidrotermal de consecuencias fundamentales para la formación de jasperoides con alto contenido en oro. Una intensa fracturación posterior dio lugar a la formación de brechas post-mineral asociadas con frecuencia a la mineralización de metales básicos y favoreció la circulación de aguas meteóricas hasta grandes profundidades provocando la definitiva alteración del mineral.
fuente:ayuntamiento de belmonte de miranda
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