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El Peloño es a grandes rasgos un gran bosque de hayas con cierto paralelismo histórico, sentimental y fisiográfico con el más conocido bosque de Muniellos. Como éste se localiza en una especie de anfiteatro surcado por multitud de riegas, que terminan por confluir en el arroyo de La Canalina para, a través de un estrecho desfiladero, desaguar al río Mojizo, linde de Asturias y León.
El citado anfiteatro aparece definido al sur por la Sierra de Combos y, al norte por las Peñas del Sen de los Mulos y El Rasu, de algo más de 1.500 m. Entre ésta última se localiza la Collada de Granceno, punto de acceso al monte por la pista que viene desde la aldea pongueta de Les Bedules. Las mayores altitudes corresponden al Cordal del Colláu del Zorru que cierra el área por el oeste con cotas que van de los 1.500 a los 2.000 m. El resultado es una depresión de alta pluviosidad y nieblas frecuentes que constituye el ambiente idóneo para el desarrollo del haya.
Los acusados relieves de los cordales son debidos a la presencia de roquedos especialmente resistentes a la erosión: calizas de montaña y cuarcitas, mientras que los valles se desarrollan sobre sustratos menos resistentes: lutitas y areniscas. Como en el resto de la Cordillera Cantábrica en las áreas de mayor altitud se conservan las huellas de un modelado glaciar que se manifiesta en de algunos circos y depósitos morrénicos de menor entidad. Más evidentes son las formas de modelado kárstico que se dejan ver en las áreas de roquedo calcáreo.
La alta humedad atmosférica del Monte de Peloño hace que la mayor parte de su superficie esté ocupada por hayedos de diferente tipo: oligótrofos en las áreas de roquedo silíceo y eútrofos en las áreas de roquedo calizo. Los hayedos de Peloño han sido explotados desde antiguo, como atestiguan las referencias recogidas en la obra Asturias de Bellmunt y Canella en el año 1.900. Sin embargo, la explotación se sistematiza a través del Plan de Ordenación Forestal de 1956, que con algunas revisiones sigue siendo el marco planificador de los aprovechamientos madereros que actualmente se realizan.
Además de las formaciones de haya dominantes, en las áreas de menor altitud pueden reconocerse facies especialmente ricas en roble albar (Quercus petraea).
En los cordales que rodean el área forestal de Peloño, la cubierta vegetal dominante es la característica del piso subalpino, área supraforestal en la que el bosque no puede ya desarrollarse de forma natural. En las áreas calizas, crestones y pedreros aparecen cubiertos de matorrales de enebro rastrero (Juniperus communis subsp. alpina), gayuba (Arctostaphyllos uva-ursi) y laureola (Daphne laureola). Sin embargo, en los sustratos silíceos junto al enebro aparecen el arándano (Vaccinium myrtillus) y la brecina (Calluna vulgaris), siendo también frecuente la presencia de genciana (Gentiana lutea).
La vida animal
El alto grado de conservación de los bosques de Peloño hace que aún aparezcan la mayor parte de los elementos que componen el elenco faunístico de las montañas cantábricas. Sin embargo, hay tres especies que por su singularidad o rareza en otros puntos cobran especial significación: el oso, el urogallo y el pico mediano.
La población oriental de oso pardo cantábrico (Ursos arctos) sitúa en Peloño su límite occidental de distribución. El área supone además el único enclave de esta población en Asturias. Peloño constituye el núcleo principal de la población oriental de urogallo (Tetrao urogallus cantabricus), conservando numerosos cantaderos en uso. De especial interés es la presencia de uno de los escasos núcleos reproductores del pico mediano (Dendrocopus medius), carpintero extremadamente raro que requiere para su supervivencia áreas de robledal maduras e incluso en estado de senectud, lo que probablemente sea incompatible con el aprovechamiento maderero de las masas por poco significativo que sea éste.
Por último, entre las especies de fauna cinegética más significativas debe citarse el abundante y ubicuo jabalí (Sus scofra), el corzo (Capreolus capreolus), una importante población de rebeco (Rupicapra pyrenaica) usuaria de las más altas cumbres y una pequeña población de venado (Cervus elaphus) migrada desde áreas cercanas repobladas.
Fuente:Consejeria de Medio Ambiente del Principado de
Asturias
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