El macho vencedor emplea su tiempo en ahuyentar a los intrusos que se acercan continuamente a la cama. Al mismo tiempo corteja periódicamente a la hembra realizando ì quiverings î o temblores de cortejo. Para ello se le aproxima paralelo y casi rozándola sacude todo su cuerpo de una forma muy vigorosa en un movimiento que va desde su cabeza hasta su cola. El quivering del macho dura de 1 a 3 segundos y mediante él trata de estimular a la hembra para favorecer la expulsión de huevos al tiempo que le advierte de que esta preparado para cumplir su función como reproductor.
Es absolutamente vital que macho y hembra actúen con una sincronización perfecta en el momento del desove. La fecundación solo será viable en los segundos inmediatos a la puesta.
La hembra al separarse verticalmente del fondo conforme se le aproxima el macho haciendo el quivering le advierte de que aun no esta lista. En algunos casos machos cegados por la intensidad del momento llegan a expulsar esperma sin que haya habido suelta de huevos. Este fenómeno, conocido como falso desove , no impedirá siguientes tentativas.
En ocasiones el macho dominante se queda en la cama guardando el territorio mientras espera a su compañera. Otras veces, impacientado, abandonará la cama e irá en su busca tratando de atraer su atención para que vuelva al nido. Cuando la hembra regresa a la cama se reinicia la actividad. Los ataques son continuos y en muchas ocasiones conllevan a verdaderas heridas producto de las temibles mandíbulas que los machos han desarrollado durante su maduración sexual.
|